viernes, 5 de junio de 2020

Del COVID-19 a la revolución de datos: ¿Qué nos dicen las asociaciones de datos geoespaciales organizadas por las Oficinas Nacionales de Estadística (ONE)?


Antonio Gramsci, el malogrado intelectual italiano; decía a principios del siglo pasado que “El viejo mundo se muere pero el nuevo tarda en aparecer y en ese claroscuro surgen los monstruos”. Si este pensador hubiese vivido en nuestra época hubiera reconocido en los impactos de la epidemia del COVID-19 unos de esos monstruos. Y ello no sólo porque la virulenta cabalgadura del coronavirus deja muerte a su paso sino porque especialmente pone en evidencia muchos vacíos en las respuestas de los gobiernos. Una de las falencias que se han evidenciado toca la controvertida fibra de los datos y las estadísticas oficiales sobre el territorio.


La integración de los datos geoespaciales con las estadísticas puede ayudar a comprender el comportamiento espacial de un fenómeno mundial como una pandemia. Esto lo convierte en una gran herramienta para la toma de decisiones a corto plazo, así como para alcanzar la Agenda 2030 del Desarrollo Sustentable . 

Aunque los gobiernos  se han visto limitados durante la pandemia en su capacidad de generar, compartir, interoperar y difundir datos geoespaciales y estadísticos de manera oportuna y fiable, las asociaciones de datos con actores externos parece ser una solución prometedora. 

A nivel global, es conocida la iniciativa del monitor iniciado por la Universidad Johns Hopkins que combina datos estadísticos y geográficos y da seguimiento del fenómeno de la pandemia en 188 países. En la peregrinación pandémica durante ya cinco meses desde China hasta Estados Unidos, esta plataforma no oficial ha combinado hábilmente múltiples fuentes de datos en tiempo diario real. A nivel nacional, el desafío de entender la pandemia en su desempeño en el territorio ha sido asumido por varias oficinas nacionales de estadística. La respuesta geoespacial al coronavirus ha significado el lanzamiento de soluciones con mayor o menor valor agregado para la toma de decisiones. 


  • El Instituto de Estadísticas de España ha dispuesto estudiar la posición de más del 80% de los teléfonos móviles en toda España para entender la movilidad de los españoles en la coyuntura. El análisis ha sido elaborado por el INE con la estrecha en asociación de datos con los tres principales operadores de telefonía móvil (Orange, Telefónica, Vodafone). Su metodología considera el área donde un teléfono ha pasado la mayor parte del tiempo en el horario de 0h a 6h. De esta manera,  a cada teléfono móvil se le asigna un área de residencia y con base a ella se generan conclusiones con las observaciones obtenidas en forma agregada.

  • La asociación de datos que constituyó la ONE Irlandesa para la vigilancia geoespacial del brote de COVID-19 involucró, además de la Oficina Central de Estadísticas de Irlanda (CSO, en inglés), al Ordnance Survey Ireland (OSI), al Departamento de Vivienda, Planificación y Gobierno Local DHPLG) y al Observatorio de Investigación de Todas las Islas (AIRO) de la Universidad de Maynooth, junto a Esri Ireland en el apoyo técnico. Esta asociación desarrolló el Hub Nacional de Datos Covid-19 sobre la plataforma GeoHive. La naturaleza del formato de sus datos es la de “datos abiertos estadísticos entrelazados” (LOSD, en inglés) que permiten una fluida integración.
  • Otro aporte es el de la dirección administrativa de Colombia, DANE que a través de un visor y a un nivel desagregado, mapea un índice identificando a la población susceptible de ser contagiada por COVID-19. Su método selecciona municipios de todo el país y utiliza datos del último censo, además de registros administrativos relevados por otros dos organismos públicos. 
    El INEGI de México ha dispuesto un visualizador analítico para el COVID 19 donde se cruza una capa de datos abiertos que clasifica casos de infectados por el virus a nivel estatal, adicionando información de puntos de interés sanitario, comercial básico y de alimentación.

    Los avances de asociarse con fuentes externas de datos por parte de las ONE son alentadores de acuerdo a los casos presentados. Estas experiencias se han constituído como una solución apropiada en el contexto de la pandemia, y de paso también para la revolución de los datos, especialmente porque las presiones llegan en el momento adecuado. Al integrar diversas fuentes de carácter geoespacial y estadístico, los enfoques innovadores de asociaciones de datos pueden contribuir a la comprensión del comportamiento territorial de muchos otros "monstruos" como la pobreza o el cambio climático. Los casos de más arriba también sugieren que es factible implementar los arreglos institucionales necesarios para compartir datos en el corto plazo, especialmente si se ponen los incentivos adecuados.


    La movilización y el intercambio de conocimientos y datos en medio de condiciones limitantes será siempre posible si las ONE muestran liderazgo para componer asociaciones de datos, especialmente si la inclusión y la flexibilidad son su eje central. Estas iniciativas serán especialmente utiles cuando en el futuro cercano surjan cuestiones económicas y sociales, sobre todo en el marco del retorno a una nueva normalidad. El ámbito estadístico también debería aprovechar las costosas lecciones aprendidas en el fragor de esta pandemia, incluyendo desarrollar maestría en planes de comunicación de estas iniciativas y el reclutamiento de la sociedad civil para ejercicios de recolección de datos. En ellos se deberían considerar, entre otras, técnicas remotas de datos geoespaciales, como el crowdsourcing de datos a nivel de comunidades de base y la "cartografía de sillón".

    Las experiencias en el monitoreo del coronavirus con un enfoque integrador y comunicativo pueden reactivar la aplicación del Programa 2030 ayudando a proporcionar muchos de los indicadores para los 17 ODS. Una estrategia inteligente, tanto para COVID-19 como para el esfuerzo de vigilancia de los SDG, debería estar marcada por un énfasis saludable en las asociaciones de datos efectivas para no dejar nadie atrás.

    jueves, 14 de mayo de 2020

    ¿Qué necesitan las ITO para impulsar unos sistemas de información geográfica de calidad?

    Muchos organismos públicos y privados que gestionan datos y que están interesados en utilizar las tecnologías de los sistemas de información geográfica (SIG) para monitorear, visualizar riesgos y como base para la adopción de decisiones buscan en realidad mitigar la gran diversidad de amenazas a las cuales el dinámico entorno operacional actual los expone. Cuando las organizaciones reconocen este valor de los SIG para evaluar y gestionar sus riesgos, deben decidir si crean esta capacidad en sus propios departamentos o si los subcontratan.


    Existen en el mercado numerosas empresas que proveen servicios de tercerización gestionando y entrenando a grandes organizaciones en sistemas de información geográfica y servicios de información relacionados. Estos jugadores son proveedores de organizaciones (generalmente grandes) sin experticia o conocimientos en el tema que consideran que contratar recursos fuera de su organización para que un tercero se ocupe de las funciones de tecnología de la información geográfica es viable. Las empresas suelen subcontratar el almacenamiento y actualización de datos geográficos, por ejemplo, porque puede ser más menos costoso contratar a un tercero que comprar y mantener sus propios sistemas, infraestructuras y dispositivos para el almacenamiento de datos geográficos.

    Dadas las actuales condiciones de incertidumbre en los mercados de la región debido a la crisis del COVID-19, no bastará para diferenciarse en el mercado de otros con sólo innovación y/o conocimientos. En efecto, existen sugerentes señales en el panorama post-corona virus de que la industria de la tercerización se orientará cada vez más y más hacia la sofisticación en lo que se denomina el mercado del Information Technology Outsourcing (ITO). Es muy posible que el mercado mundial reaccione con sensibilidad a las amenazas de disminuciones de la demanda internacional y subcontrate con otras compañias servicios fuera de su core de negocios. La situación sugiere que, debido al menor costo profesional, el mercado laboral interno de América Latina y otras regiones en desarrollo será cada vez más atractivo para inversores interesados en mejorar y escalar soluciones de ITO.

    En la medida que la crisis del mercado se pronuncie, tarde o temprano será imperativo establecer un mecanismo de diferenciación para que una empresa ITO sea contratada para la provisión de servicios tercerizados. Pero ya no será suficiente tener las mejores tecnologías o promover una innovación agresiva, sino que será necesario un alto nivel de excelencia para permanecer vigente en la competencia del ITO.



    Esta es la razón por la que las empresas de ITO, especialmente cuando se orienten a los SIG, van a necesitar incorporar certificaciones si quieren garantizar un lugar en el mercado para dar un servicio de calidad en la tercerización de IT, también llamado eSourcing de SIG. Debido a la crisis en ciernes, la menor demanda necesita ser seducida a través de una diferenciación real, basada en una escala de calidad observable. En la medida que se aspire a asegurar la permanencia en el mercado, mayores exigencias de calidad por parte de grandes organizaciones serán la norma para proveedores subcontratados.

    Es crucial adoptar un modelo efectivo

    Uno de los modelos más avanzados y efectivos para certificar calidad y previsibilidad de los servicios de outsourcing es el Modelo de Capacidad de Externalización Electrónica o Electronic Sourcing Capability Model o (eSCM) en inglés. El mismo fue diseñado para funcionar con cualquier tipo de servicio subcontratado que utilice las tecnologías de información como un componente clave para la entrega de sus servicios. Para ello, el modelo eSCM define un conjunto de 84 mejores prácticas que ayudan a las organizaciones de tercerización a gestionar y reducir sus riesgos, mejorando al tiempo sus capacidades a través de todo el ciclo de vida de los servicios que suministran.

    El marco conceptual del eSCM fue desarrollado por el ITSqc, un spin off de la Universidad Carnegie Mellon para mejorar la relación entre los proveedores de servicios de tecnologías de información y sus clientes, por lo general ubicados en industrias avanzadas. El tipo de servicios de tecnologías de información (TI) al que se orienta pueden ser de muy diferente tipo, yendo desde la externalización de TI y pasando por el hosting, o el desarrollo de software o aplicaciones y la subcontratación de mantenimiento, llegando hasta los servicios de red, incluyendo los clásicos del BPO, como atención al cliente y manejo de nóminas. El eSCM puede certificar proveedores y clientes de manera independiente y una de sus ventajas más atractivas es que puede ayudar a los proveedores de eSourcing a alcanzar la excelencia en servicios de atención al cliente, desarrollo de software, gestión de centros de datos y análisis de Big Data, entre otros.


    Actualmente hay numerosas empresas de eSourcing que aplican este modelo en América Latina y el Caribe. El modelo ha tenido bastante éxito entre muchos sofisticados proveedores de América Latina, especialmente en Argentina, Brasil y México. Entre los grandes players con negocios de BPO e ITO en la región, los más influyentes y los que ya se certificaron en eSCM se encuentran Hinduja Global Solutions (HGS), Capgemini Consulting e IBM.

    Se necesita un cambio de mentalidad para aprovechar las oportunidades que ofrece la transformación digital

    Una mentalidad extendida en la mayoría de las organizaciones que podrían ofrecer servicios de eSourcing, y en general de las tecnologías de información de la región de América Latina, es que la certificación de calidad ISO 9001 es suficiente para diferenciarse de la gran mayoría. Esto puede deberse al miope y reducido historial de aplicación de una cultura orientada a la calidad, que prioriza mantener a su mínimo costos de certificación interna o externa. Estos son infravalorados o desestimados por  considerarse intrusivos a las operaciones y por que suponen pagar a expertos, implementadores, auditores internos y externos, entre otros costos. Sin embargo, esto puede estar sugiriendo también que las organizaciones, sean o no de la industria del outsourcing, están poco expuestas al mercado global por falta de escala o por evitar salir de su zona de confort. Si nos guiamos por este razonamiento se podría estar evitando en forma inconsciente ampliar la participación en mercados, que de hecho tienen una gran potencial, por desconocimiento y negligencia.

    En verdad, existen cada vez más razones para desarrollar la industria del eSourcing en América Latina, en tanto los mercados asignen cuantiosos recursos para respaldar el procesamiento digital y la prestación de servicios virtuales, buscado fortalecer sus operaciones a través de la disminución de costos.

    Las empresas tercerizadoras de SIG están frente a una gran oportunidad si se dedican en forma consciente al esfuerzo de diferenciar sus servicios de información geográfica a través de su calidad utilizando en forma inteligente la práctica de certificar a los servicios electrónicos de tercerización con herramientas reconocidas como el eSCM si se desea permanecer en los grandes mercados.



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